viernes, 2 de marzo de 2012

La Responsabilidad de Escalar

     Escalar un precipicio o acantilado y/o un desnivel por decisión propia es una acto de osadía hacia lo que la naturaleza dispone. La variedad que estas precipitaciones rocosas nos presenta es inmensa y de incalculable valor. Tal variedad es la que nos define qué será viable y qué no. A ciencia cierta (empíricamente), la viabilidad en una primera instancia nos define la posibilidad del logro, a cual peor. Si ya de por sí, escalar una ladera de una montaña es arriesgado, lo que conocemos como escalada deportiva es arriesgadísimo y a veces, inviable. Por lo tanto debemos tener en cuenta que el simple hecho de intentarlo, es poner en riesgo nuestras vidas y dejarla al amparo de nuestra destreza, agilidad, fuerza, sentidos y ya no solo eso, debemos tener suerte, y mucha, ya que esperamos que todo aquello a lo que nos afiancemos esté firme o estable.

...y yo me pregunto: ¿Realmente, a sabiendas de la existencia de desprendimientos, derrumbamientos, erosiones y corrosiones que me pueden jugar una mala pasada, tal que liquidarme, producidas por agentes externos como lluvia, temperaturas extremas y hasta terremotos, Me voy a subir ahí? ¡¡Ni Loco!!

     Pues bien, aún sabiendo todo esto, nos arriesgamos a subir y dejar nuestra vida a manos de alguien y a lo que depare la roca, y todo gracias a que existen artificios que lo más probable nos dejen suspendidos y nos separé contra el suelo si todo sale bien. Pero no esperen más... el resto es cosa nostra.

     La probabilidad de caerse cada vez que se intenta escalar un precipio es muy, muy alta. La caida esta garantizada en más del 90% de los intentos, por no decir en más del 95%. Superar este porcentaje de caida y alcanzar el porcentaje de estabilidad, es de tal superación que la curiosidad por seguir dentro de él, o incluso aumentarlo, nos dirige a superar retos mayores que desconocemos. Sin embargo, estos retos no son facilmente logrables y el simple hecho de no ver a nadie lográndolo, ni saber de su logro, nos indica que, quizá, no sea posible. Por ello, nos estamos adentrando en terrenos inhóspitos, más allá de la capacidad humana, por lo que debemos andar siempre con sumo cuidado. Esto último me gustaría recalcarlo.

     En definitiva, lo único que podemos esperar al escalar es que todo se nos ponga en nuestra contra, por ello, si queremos asegurarnos de que nuestra integridad física quede intacta, lo mejor es no escalar, por contra, si escalamos, una visualización previa de la vía, una valoración personal de la misma, y un sumo cuidado al escalar es fundamental para que volvamos sanos y salvos a donde queramos llegar. Tengan en cuenta que el acto de escalar implica más cosas que la simple y llana acción de progresar por una pared rocosa. Por todo lo aquí expresado, quiero transmitir que escalar es un acto irresponsable en cuanto a la permanencia de la vida, por lo que los únicos responsables de lidiar con lo que la naturaleza nos presenta somos única y exclusivamente nosotros mismos. Nosotros somos parte de la naturaleza y tenemos que tener en cuenta que Ella tiene su propia ley, La Ley de la Naturaleza.

Suerte...

Escrito por: Marcos Rguez

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